1.- Olvídate del exceso de mobiliario. Menos es más. Está claro. Nada de muebles altos, mejor líneas rectas.
2.- Siempre luminoso, siempre limpio, siempre despejado. El blanco (y los tonos neutros) es un acierto que amplía visualmente.
3.- No se lleva el “todo conjuntado”. Eso hace tiempo que quedó atrás. El mix de estilos y piezas saca más partido al espacio.
4.- Papel pintado o deco de pared que no sobrecargue. Mejor soluciones que no atiborren.
5.- Nada de colocar jarrones y jarrones sobre un mueble. En este aspecto, colocar lo justo.
6.- La distribución es la clave. Puede que con cambios en la ubicación del mobiliario tu casa se transforme. Deja despejados los pasos, crea flujos lógicos de circulación y no entorpezcas la continuidad visual.
7.- Espacios abiertos, conectar visualmente. Un buen recurso: los tabiques de cristal.
8.- Las cortinas largas, mejor que arrastren.
10.- Mejor aprovechar la luz natural, sin oscurecer con tejidos pesados en las ventanas. Y cuidar los puntos de luz atificial para que el espacio quede bien iluminado aún de noche.No se trata de que la luz sea blanca, puede ser cálida y bien distribuida en varios puntos que iluminen el conjunto de la estancia.